Chile en la XII Bienal de París es un ensayo de Nelly Richard donde se coteja la historia del arte latinoamericano frente a la Historia del Arte (en sus versiones de mayor circulación, europea o norteamericana). Lo plantea a partir de la presencia de Chile en la XIIe. Biennale de Paris. La Historia del Arte, a juicio de la autora, obliga a que las historias periféricas (u “otras”) se vayan adaptando o bien se dobleguen a su orden. Tal es el modo operativo de Richard quien se hace una pregunta medular: ¿Cómo dar cuenta de la emergencia de un arte latinoamericano (nacido del descarte) dentro de un sistema apoyado en la centralización de informaciones y mensajes? La autora apuntala su argumento en la performance de Carlos Leppe, Prueba de artista, la cual encaja su discurso latinoamericano en el contexto de un arte internacional. Más aún, reflexiona en torno a la configuración arquitectónica de la bienal parisina, separada en dos instancias: la “Tradición” que brinda espacios a la pintura en el interior del Musée d’Art Moderne, y la “Novedad”, donde se exponen formas artísticas más contemporáneas (las video-instalaciones, por ejemplo) expuestas en el exterior del museo.

En 1982, con motivo de la XIIe. Biennale de Paris, se realizó la acción Prueba de artista. Esta participación no correspondía a un envío del gobierno chileno a dicha bienal; es decir, no entraba oficialmente en el evento: George Boudaille, el comisario general de la bienal parisina, contactó directamente a Nelly Richard y a Carlos Leppe para que Chile tuviera un espacio, libre y deliberado, en dicha muestra. A raíz de esta invitación, la autora de este ensayo se hizo cargo del envío, donde se incluyó (además de Leppe) a Eugenio Dittborn, Carlos Altamirano, Marcela Serrano, entre otros, quienes también expusieron obra fotográfica.

Prueba de artista fue realizada por Leppe conjuntamente con los artistas Juan Domingo Dávila y Manuel Cárdenas dentro de un sanitario masculino. Ahí, mientras Dávila y Cárdenas enjuagaban prendas de uso personal, Leppe leyó en voz alta un discurso despojándose, simultáneamente, de sus vestimentas habituales hasta travestirse como vedette. A seguir, bailó el Mambo n°5 de Pérez Prado, se rasuró el pecho, comió una torta y vomitó.

Carlos Leppe formó parte del grupo –acuñado por Nelly Richard– como Escena de Avanzada. Este concepto permitió nombrar, vincular y analizar una serie de prácticas experimentales y críticas que emplearon nuevas estrategias discursivas para evadir la censura ejercida por la dictadura cívico-militar de Augusto Pinochet en Chile. Dentro de los artistas incluidos por Richard se encontraba Eugenio Dittborn, Juan Castillo, Lotty Rosenfeld, Raúl Zurita, Juan Dávila y Carlos Altamirano.