Diego Rivera (1886-1957) acude en defensa de las Escuelas al Aire Libre de las que salieron tantos artistas mexicanos triunfadores, los cuales, al paso de los años, renegaban de tal educación como fue el caso de Siqueiros. En su autobiografía, Orozco dice que las escuelas fueron un fracaso; a su vez, Rivera afirma que aunque lo diga un genio —como Orozco— eso no es cierto. Citando al propio Orozco, Rivera dice: “Que tanto aire libre no fue de su agrado (…) los barbizonianos al aire libre pintaban paisajes muy bonitos, paisajes con los violetas para las sombras y verde Nilo para los cielos, pero a mi me gustaban los negros y los rojos.” En este tardío momento, cuando se esta publicando la autobiografía de Orozco por entregas en la prensa nacional, Rivera sale en defensa de dichas escuelas. Arguye, además, que por ellas pasaron artistas importantes, tales como Mardonio Magaña, Fermín Revueltas (1901-35), David Alfaro Siqueiros (1896-1974), Fernando Leal (1896-1964), Isabel Villaseñor, Francisco Díaz de León, Gabriel Fernández Ledesma (1900-83), quienes se dedicaron tanto a la talla de madera como al grabado y revolucionaron, de algún modo, el arte de la tipografía.
Reproducido en Raquel Tibol, Diego Rivera, Arte y Política, (México DF: Grijalbo, 1979),Xavier Moyssén, Diego Rivera Textos de Arte, (México DF: Universidad Nacional Autónoma de México, 1986).