Historia sentimental de la pintura chilena es una obra importantísima del pintor e instalador Gonzalo Díaz. Recurre a la imagen de la chica de la marca Klenzo (productos de limpieza), cuya imagen es reconocible en el imaginario chileno e igual a un ícono pop. El trabajo artístico de Díaz se caracteriza por ser analítico frente a la cultura e historia chilena, así como crítico frente a los modos de representación artísticos. [Otro ejemplo es la obra Pintura por encargo, véase Archivo Digital ICAA (doc. no. 744852)].
Hubo en Santiago el apoyo de las galerías Sur y Época, además del Museo Nacional de Bellas Artes; aprovechándolo, el multifacético artista Gonzalo Díaz (n. 1947) se instaló a medio camino entre la pintura y las prácticas conceptuales, como figura clave en un nuevo enfoque crítico de lo pictórico realizado durante la década de ochenta en Chile. A este período corresponden obras como Los hijos de la dicha (1979) e Historia sentimental de la pintura chilena (1982), con las cuales Díaz cuestiona y, sobre todo, parodia la herencia pictórica recibida. Posteriormente, su práctica se desplazó hacia la instalación, abordando los contextos histórico y cultural, así como modos de representación e inserción en el espacio expositivo.
Este texto fue publicado en la revista La Separata, cuyos primeros cuatro números (1981-82) fueron dirigidos por la crítica de arte, teórica cultural y ensayista Nelly Richard. Entre los textos publicados, se encuentran autores y artistas relevantes para la escena artística de vanguardia chilena y la Escena de Avanzada: Carlos Leppe, Eugenio Dittborn, Fernando Balcells, Adriana Valdés, Patricio Marchant, Enrique Lihn, Victor Hugo Codocedo, entre muchos otros. Esta revista colaboró a la difusión y discusión del arte de los ochenta, con visiones críticas y enfocadas en la coyuntura dictatorial que asoló al país dos décadas.