El presente documento fue publicado en el tercer número de la Revista CAL, publicación asociada a la Galería CAL (Centro de Arte Latinoamericano), la cual se convirtió en la primera galería en Chile en dar cabida al arte joven y experimental. La revista surgió con el propósito de difundir e incentivar el debate artístico y cultural posible en las décadas de setenta y ochenta en un país bajo el autoritarismo dictatorial chileno (1973-90). Pese a los escasos números lanzados (sólo fueron cuatro, todos ellos a lo largo del año 1979), la innegable importancia que logró, además del valor artístico y editorial de la publicación, vino a repercutir fuertemente en el medio artístico chileno de ese período trágico de la historia del país, época analizada incesantemente aún por investigadores.
Carlos Altamirano (n. 1954) desarrolló sus actividades en Santiago de Chile. Entre las décadas de setenta y ochenta, aunado a Nelly Richard y Carlos Leppe, activó la escena artística nacional a través de las galerías CAL, Cromo y Sur; en ellas, se realizaron acciones de arte, generándose debate en torno a la cultura local e internacional por medio de revistas, exposiciones, catálogos y otros tipos de publicaciones. La obra de Altamirano se caracterizó siempre por la incesante experimentación, además del cruce de diversos soportes, desde los más tradicionales (pintura o grabado) hasta el crítico despliegue de instalaciones (performances o videoarte).