Martín Fierro (1924-1927) ocupó un lugar destacado entre la gran proliferación de revistas de vanguardia que en Argentina, y más específicamente en Buenos Aires, se publicaron durante los años veinte. Fue dirigida por Evar Méndez, aunque durante el año 1925 Oliverio Girondo, Eduardo J. Bullrich, Sergio Piñero y Alberto Prebisch también participaron de la dirección. Contó con la participación de grandes escritores argentinos como el mismo Girondo, Ricardo Molinari, Leopoldo Marechal y Jorge Luis Borges, entre otros; además, de la participación de los artistas Emilio Pettoruti, Xul Solar y Norah Borges. Martín Fierro dejó de existir cuando, ante la candidatura de Hipólito Yrigoyen a la presidencia de la nación, el grupo integrante se divide entre aquellos que proponían introducir la política dentro de las páginas de la revista y aquellos que no. Esta discusión interna llevó al cierre de la publicación. Es importante destacar que Martín Fierro fue percibida por sus mismos contemporáneos como representante de la “vanguardia” en la Argentina. Este texto formaba parte del suplemento en homenaje al escritor Ramón Gómez de la Serna, figura clave de la vanguardia en España, a raíz de su llegada a Buenos Aires, la cual, finalmente, no se concretó. El suplemento se hallaba inserto dentro del no.19 de Martín Fierro (18 de julio de 1925). El grupo de los martinfierristas sentía gran admiración por el escritor español en la medida que lo consideraba como un representante de la renovación. Gómez de la Serna recién llegará a la capital argentina en 1931 y, desde 1936 (en el marco de la guerra civil española) hasta su fallecimiento, residirá en dicha ciudad.