Desde sus inicios, el Centro de Arte y Comunicación (CAYC) liderado por el gestor, artista y empresario Jorge Glusberg se propuso como un espacio interdisciplinario que pudiera generar un movimiento de arte experimental. Para ello, la conformación de redes de colaboración entre artistas y críticos locales e internacionales fue fundamental. Junto a las exposiciones, un programa de actividades públicas diversas ampliaba la oportunidad para conocer las novedades del arte y el pensamiento científico. En la propuesta de Glusberg, la articulación entre el pensamiento teórico y la práctica artística era central para el cambio social.
Los primeros años de la década de setenta marcan un escenario de creciente conflictividad, fuertemente interpelado por el imperativo de la revolución. En este contexto las discusiones acerca de la función del arte y del artista se vuelven cada vez más urgentes, en la medida en que la radicalización política se acrecienta y la violencia se generaliza.
La participación de Agustín Merello en el CAYC comenzó en los inicios de la EAE (Escuela de Altos Estudios). Pasó a integrar el Comité de Investigaciones cuya función era “presentar las propuestas, sobre las investigaciones de campo a realizarse y organizar las actividades pedagógicas de la Escuela” (GT-225; doc. no. 1478772). En este contexto, Merello ofreció seminarios en los cuales promovía el modelo de la “prospectiva”. El investigador la definía como “la anticipación científica del futuro como guía para la acción”.
La oferta de seminarios del CAYC en este periodo se caracteriza por la avidez por encontrar claves para efectuar abordajes del presente. A diferencia de las primeras actividades de la EAE —ocurridas durante la apertura de la llamada “primavera cultural” que generó la breve presidencia democrática de Héctor J. Cámpora—, la presente gacetilla evidencia un clima de grave incertidumbre por la reciente muerte de Juan Domingo Perón (1° de julio de 1974), durante el ejercicio de su tercera presidencia. Usando la prospectiva como herramienta de análisis (veinte días después del deceso), Merello propone un seminario de seis encuentros en los cuales reflexionarán sobre consecuencias del hecho para el futuro inmediato del país.