Desde sus inicios, el Centro de Arte y Comunicación (CAYC) liderado por el gestor, artista y empresario Jorge Glusberg se propuso como un espacio interdisciplinario que pudiera generar un movimiento de arte experimental. Para ello, la conformación de redes de colaboración entre artistas y críticos locales e internacionales fue fundamental. Junto a las exposiciones, un programa de actividades públicas diversas ampliaba la oportunidad para conocer las novedades del arte y el pensamiento científico.
En el contexto cultural de la dictadura militar del Gral. Juan Carlos Onganía (1966-70), el CAYC surgió como un área de la Fundación de Investigación Interdisciplinaria, espacio que reunió a un grupo de profesores disidentes de la Facultad de Arquitectura y Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires tras la intervención militar en la institución conocida como “La Noche de los Bastones Largos”, en junio de 1966. En sus primeros años, el Centro organizó actividades con intelectuales que permitieron la circulación de ideas de distintas disciplinas (filosofía analítica, la lógica matemática, los problemas epistemológicos, psicología, la semiótica y la lingüística) que habían sido excluidas de los ámbitos oficiales. En la propuesta de Glusberg, la articulación entre el pensamiento teórico y la práctica artística era central para el cambio social.
Dicho interés se vio reflejado en la creación a principios de 1973 de la EAE (Escuela de Altos Estudios). Aunque se habían realizado encuentros de esta índole —algunos vinculados a la SADAF (Sociedad Argentina de Análisis Filosófico) (GT-141; doc. no. 1478780, GT-141-A; doc. no. 1478781, GT-147; doc. no. 1478783, GT-120 [la lógica y el método hipotético deductivo]; doc. no. 1478803)—, al aparecer la EAE se formalizó un espacio de circulación de ideas con la participación de académicos e intelectuales.
La presente gacetilla detalla la programación de seminarios al respecto y algunas de las líneas de interés para formar grupos de investigación. Tales propósitos se verían reflejados no sólo en las actividades organizadas por la EAE, sino incluso en la producción artística vinculada al Centro. Esta iniciativa es representativa del clima de apertura de aquella “primavera cultural” que se sintió durante la breve presidencia democrática de Héctor J. Cámpora (49 días de 1973). Se daba por cerrado, con ella, un ciclo de siete años de dictadura militar (primero Onganía, después Levingston y finalmente Lanusse), tras los dieciocho de proscripción del peronismo.