Desde sus inicios, el Centro de Arte y Comunicación (CAYC) liderado por el gestor, artista y empresario Jorge Glusberg se propuso como un espacio interdisciplinario que pudiera generar un movimiento de arte experimental. Para ello, la conformación de redes de colaboración entre artistas y críticos locales e internacionales fue fundamental. Las exposiciones hicieron visibles esos intercambios, en los que la presentación de panoramas de tendencias o artistas individuales era una oportunidad para conocer las novedades del arte contemporáneo internacional; o bien de dar a conocer artistas argentinos y latinoamericanos en la escena mundial.
Coincidiendo con la apertura de su sede propia en la calle Viamonte (centro de la ciudad de Buenos Aires), en 1970 el CAYC comienza la distribución de sus gacetillas, para comunicar sus iniciativas, difundir la producción de artistas argentinos y extranjeros, así como cumplir una función didáctica en el medio artístico local. Las siglas “GT” rubricaban el extremo superior izquierdo de cada hoja, junto con un número consecutivo y la fecha. Esta denominación —presumiblemente “gacetillas de trabajo”— era posible por no tratarse de comunicación unidireccional. Apelaban activamente al público al proponer su participación en encuestas o en la discusión de temas sobre actualidad artística y social. Fueron conocidas irónicamente como “páginas amarillas” (como la parte comercial del directorio telefónico), aunque, excepcionalmente, hubo de color verde o rosa para diferenciar determinados eventos o temáticas. Su circulación nacional e internacional las ubicó en la innegable confluencia entre instrumento de comunicación y verdadera pieza de arte correo.
Exposiciones, espectáculos, simposios, seminarios, manifiestos, proyectos artísticos y obras cobraron existencia en las más de 900 comunicaciones impresas sobre papel muy fino para permitir incluir varias copias en un único sobre. Una esmerada logística las transportó a todos los continentes en forma gratuita entre 1970 y 1974. En junio de ese año, a través de este número, se solicitó al público lector una suscripción para solventar gastos de producción y envío.
Cada gacetilla, de estudiado diseño, está compuesta por el logo institucional en tipografía de palo seco y un membrete que recorre el perímetro de la hoja. La tipografía de máquina de escribir convencional e, incluso, cursiva termina de caracterizar el aspecto de “documento de trabajo” (minuta o acta provisoria) que la comunicación se proponía.