Desde sus inicios, el Centro de Arte y Comunicación (CAYC) liderado por el gestor, artista y empresario Jorge Glusberg se propuso como un espacio interdisciplinario que pudiera generar un movimiento de arte experimental. Para ello, la conformación de redes de colaboración entre artistas y críticos locales e internacionales fue fundamental. Las exposiciones hicieron visibles esos intercambios, en los que la presentación de panoramas de tendencias o artistas individuales era una oportunidad para conocer las novedades del arte contemporáneo internacional; o bien de dar a conocer artistas argentinos y latinoamericanos en la escena mundial.
A finales de los años sesenta y principios de los setenta, se dio en Buenos Aires un debate sobre la artisticidad de la imagen fotográfica y las posibilidades de experimentación que el medio ofrecía. En tanto disciplina que conjuga la búsqueda artística, el desarrollo tecnológico y la trasmisión de información, fue uno de los temas de interés del CAYC desde su fundación. Durante la primera mitad de la década de setenta, muchas de las actividades del Centro ligadas a ese medio se organizaron en colaboración con Fotografía Universal, la revista especializada que circuló en Buenos Aires. Dirigida por Miguel Ángel Otero (n. 1945) —introductor en Argentina de la perspectiva semiótica para interpretación de la fotografía, la publicación acogió el debate sobre los alcances de la producción de ese medio, su futuro y su reconocimiento institucional. [Daniel Merle, “Procesos forzados. Experimentación técnica y fotografía documental en Argentina entre 1967 y 1972”, inédito.] En aquel momento, la alianza entre Otero y el CAYC surgía del interés mutuo por una fotografía que reflejara (con actitud militante) la realidad sociopolítica nacional.
El concurso —impulsado por la compañía sueca de aditamentos fotográficos Hasselblad y con el apoyo de la financiera, inmobiliaria y agropecuaria Sainte Croix S.A.— contó con Jurado especializado. Se entregó a los ganadores obras de artistas vinculados al CAYC como parte integral del premio. Frecuentemente, este tipo de exposiciones y certámenes contaba con el apoyo de empresas vinculadas a la producción y comercialización de productos industriales; entre ellas, la de materiales plásticos Norenplast S.A., tanto para la exposición Escultura, follaje y ruidos de 1970 (GT-08; doc. no. 1477957, GT-17; doc. no. 1477959) como para el concurso organizado por la firma de electrodomésticos Aurora (GT-41, 42, 47; doc nos. pendientes) de 1971. El propio Glusberg estaba vinculado al sector a través de su firma Modulor S.A., dedicada a los artefactos de iluminación.