Desde sus inicios, el Centro de Arte y Comunicación (CAYC) liderado por el gestor, artista y empresario Jorge Glusberg se propuso como un espacio interdisciplinario que pudiera generar un movimiento de arte experimental. Para ello, la conformación de redes de colaboración entre artistas y críticos locales e internacionales fue fundamental. Las exposiciones hicieron visibles esos intercambios, en los que la presentación de panoramas de tendencias o artistas individuales era una oportunidad para conocer las novedades del arte contemporáneo internacional; o bien de dar a conocer artistas argentinos y latinoamericanos en la escena mundial.
A lo largo de los setenta, Glusberg trazó una red de colaboración con instituciones internacionales sobre prácticas experimentales, entidades con las que compartió programas similares para incentivar la producción y exhibición de propuestas conceptuales. Se partía de la existencia de un contexto marcado por la violencia dictatorial, específicamente en Sudamérica.
El MUCA, a través de la gestión de la artista visual y gestora Helen Escobedo (1934-2010) fue uno de esos espacios. Gracias a la asesoría de figuras como Juan Acha y Néstor García Canclini (a partir de 1976, residente en México), Escobedo promovió proyectos que generaban una visión de las artes, desde América Latina, así como un giro hacia prácticas artísticas colectivas.
Esta gacetilla anuncia la presentación de Conceptual art facing the latin american problem [Arte conceptual frente al problema latinoamericano,1974), una versión de Hacia un perfil… La muestra exhibió obras con las cuales los artistas argentinos e internacionales reflexionaron sobre la situación política común a estos países. La muestra presentó tanto la perspectiva del arte como ideología propuesta desde del Grupo de los Trece, así como un sucinto panorama del arte contemporáneo en la región. En la presentación de la muestra, Glusberg señala: “No existe un arte de los países latinoamericanos, pero sí una problemática propia, consecuente con su situación revolucionaria”.
La utilización de la copia heliográfica como soporte de las obras, un recurso económico y fácilmente reproducible cuya elección, en palabras de Glusberg, “no es producto del azar, sino propio de nuestra imposibilidad de competir con medios tecnológicos y posibilidades económicas que aún no disponemos”. La capacidad de reproducción propia del medio y el bajo costo de los impresos posibilitó una circulación ampliada de las imágenes y su exhibición en diversas sedes de manera simultánea.
Escobedo y Glusberg gestionaron el intercambio de exposiciones entre el MUCA y el CAYC durante los años setenta, contribuyendo a consolidar la expansión de un territorio de diálogo transnacional. (GT-500 (doc. pendiente) y (GT-500 (doc. pending) y GT-811-812; doc. no. 1477593)