Desde sus inicios, el Centro de Arte y Comunicación (CAYC) liderado por el gestor, artista y empresario Jorge Glusberg se propuso como un espacio interdisciplinario que pudiera generar un movimiento de arte experimental. Para ello, la conformación de redes de colaboración entre artistas y críticos locales e internacionales fue fundamental. Las exposiciones hicieron visibles esos intercambios, en los que la presentación de panoramas de tendencias o artistas individuales era una oportunidad para conocer las novedades del arte contemporáneo internacional, o bien de dar a conocer artistas argentinos y latinoamericanos en la escena mundial.
El Pabellón de las Artes de Slovenj Gradec fue inaugurado en 1957, en la ciudad del mismo nombre (4.000 habitantes entonces). En ese período socialista, museos y galerías eran creados en comunidades relativamente pequeñas de Yugoslavia con el objetivo de descentralizar y ampliar el acceso de la población al arte y la cultura. El programa de exposiciones auspiciado por la ONU (Organización de las Naciones Unidas) comenzó a principios de la década de sesenta, era dirigido por el artista Karel Pečko. La edición de 1975, referida por el telegrama, celebraba los 30 años de la creación de la ONU en 1945 y — a diferencia de las ediciones anteriores de carácter más tradicional— esta incluyó una sección dedicada al arte conceptual. En particular, aquel enfocado hacia la crítica institucional. Jorge Glusberg fue el curador invitado para la selección de artistas latinoamericanos. (Andreja Hribernik y Katarina Hergold Germ, “International Exhibitions at the Art Pavilion Slovenj Gradec – Collaborations with Third World Countries” en Soban, Tamara (comp.) Southern Constellations: The Poetics of the Non-Aligned (Ljubljana: Moderna galerija, 2019), pp. 83-85).
La presentación de artistas vinculados al CAYC en esa localidad—que entonces formaba parte de la República Federativa Socialista de Yugoslavia— resulta significativa en el contexto de la Guerra Fría y el auge en América Latina de la difusión de la llamada Teoría de la Dependencia, la cual explicaba la pobreza de esos países partiendo de la opresión ejercida por las grandes potencias mundiales. La voluntad de establecer lazos entre el arte de Latinoamérica y el de Europa del Este fue una parte fundamental de la estrategia de intercambio internacional planteada por el CAYC, toda vez que suponía una “unión de fuerzas” entre escenas artísticas nacionales de países considerados tercermundistas. En otros términos, aquello que a los ojos de Glusberg se traducía en un arte que refleja problemáticas en común.
En ese sentido, es particularmente relevante señalar que en el telegrama reproducido, el título completo de la exposición incluye la denominación “Exhibición internacional de arte figurativo comprometido”; es decir, opera desplegando conciencia política.