Desde sus inicios, el Centro de Arte y Comunicación (CAYC) liderado por el gestor, artista y empresario Jorge Glusberg se propuso como un espacio interdisciplinario que pudiera generar un movimiento de arte experimental. Para ello, la conformación de redes de colaboración entre artistas y críticos locales e internacionales fue fundamental. Las exposiciones hicieron visibles esos intercambios, en los que la presentación de panoramas de tendencias o artistas individuales era una oportunidad para conocer las novedades del arte contemporáneo internacional; o bien de dar a conocer artistas argentinos y latinoamericanos en la escena mundial.
Hacia un perfil… exhibió obras con las que los artistas argentinos e internacionales reflexionaron sobre la situación política común a estos países. La muestra presentó tanto una perspectiva del arte como de la ideología propuesta desde del Grupo de los Trece implicando un sucinto panorama del arte regional contemporáneo. El arte de sistemas, en versión del CAYC, ya no solo refiere arte procesual internacional, sino que el rasgo político añadido por muchas producciones le otorgaba una identidad propia, asociándolo a una identidad regional. En la presentación de la muestra, Glusberg señala: “No existe un arte de los países latinoamericanos, pero sí una problemática propia, consecuente con su situación revolucionaria”. [GT-133 (doc. no. 1476312)].
Si bien la lista de artistas argentinos e internacionales varía en las distintas versiones de la muestra, entre ese año y el siguiente, el concepto que el título alude permanece siendo el mismo. Esta exposición define un viraje en el discurso del Centro, que en sus primeros años había puesto el énfasis en la auspiciosa relación entre arte y desarrollo tecnológico.
La itinerancia referida por esta gacetilla permite entender este cambio de paradigma dentro del CAYC también como una nueva etapa en sus nexos con críticos, gestores, instituciones y circuitos de distintos puntos de Europa y América. Esos cambios en los participantes eran frecuentes en las actividades organizadas por el CAYC al ser mostrados en otras instituciones; su presentación en esa localidad —que entonces formaba parte de la República Federativa Socialista de Yugoslavia— resulta significativa en el contexto de la Guerra Fría y el auge en América Latina de la difusión de la llamada Teoría de la Dependencia, la cual explicaba la pobreza de esos países partiendo de la opresión ejercida por las grandes potencias mundiales. La voluntad de establecer lazos entre el arte de Latinoamérica y el de Europa del Este fue una parte fundamental de la estrategia de intercambio internacional planteada por el CAYC, toda vez que suponía una “unión de fuerzas” entre escenas artísticas nacionales de países considerados tercermundistas. En otros términos, aquello que a los ojos de Glusberg se traducía en un arte que refleja problemáticas en común.