Desde sus inicios, el Centro de Arte y Comunicación (CAYC) liderado por el gestor, artista y empresario Jorge Glusberg se propuso como un espacio interdisciplinario que pudiera generar un movimiento de arte experimental. Para ello, la conformación de redes de colaboración entre artistas y críticos locales e internacionales fue fundamental. Las exposiciones hicieron visibles esos intercambios, en los que la presentación de panoramas de tendencias o artistas individuales era una oportunidad para conocer las novedades del arte contemporáneo internacional; o bien bien de dar a conocer artistas argentinos y latinoamericanos en la escena mundial.
En noviembre de 1971, a resultas del encuentro con el director teatral polaco Jerzy Grotowski (1933–99), fundador de lo que se llamó “teatro pobre”, hubo reuniones donde se discutieron en el CAYC los objetivos y operativos en torno a un colectivo: el Grupo de los Trece (Jacques Bedel, Luis Fernando Benedit, Gregorio Dujovny, Carlos Ginzburg, Víctor Grippo, Jorge González Mir, Vicente Marotta, Luis Pazos, Alberto Pellegrino, Alfredo Portillos, Juan Carlos Romero, Julio Teich y Jorge Glusberg). La agrupación recién formada rendía tributo al pequeño teatro-laboratorio en Opole donde Grotowski elaboró su teoría dramática: el objetivo del Teatro de las 13 Filas era generar, en un país socialista como Polonia, el acto creativo a partir de recursos mínimos (“pobres”), teniendo la idea interdisciplinaria de libertad como último recurso del acto creador.
El colectivo de artistas evitaba definirse con facilidad al reconocer cambios constantes en su formación En aquella época —Argentina aún bajo una dictadura y organizándose la transición hacia las elecciones democráticas de 1973—, se transitaba por encendidos debates teóricos y confrontaciones estéticas. La creación del grupo y su dinámica de artistas invitados propició un espacio abierto de pensamiento y producción cuyo objetivo era impulsar el “arte de sistemas”, un arte polifacético que se nutrió de distintas fuentes. Tal fue la estrategia de promoción institucional que el CAYC desplegó a lo largo de los años setenta.
En enero de 1972, tras presentar una exposición individual en el CAYC como integrante del Grupo de los Trece, Alberto Pellegrino (n. 1940) presenta en esta gacetilla, a modo de diagrama, reflexiones sobre condiciones de la vida humana en el mundo contemporáneo. Esto pone en evidencia un viraje en el discurso emitido por el Centro y su colectivo artístico que, en sus primeros años, enfatizaba aquella promisoria relación entre arte y desarrollo tecnológico. En este cambio radical, el rol del artista pasa a señalar “los conflictos generados por las injustas relaciones sociales que priman en los pueblos latinoamericanos”. Descolla el arte como forma de ideología, que al perder autonomía cumple una función: hacernos “percibir” el contexto sociopolítico y económico, encomiando con ello una deseable transformación por medio de la acción.