Desde sus inicios, el Centro de Arte y Comunicación (CAYC) liderado por el gestor, artista y empresario Jorge Glusberg se propuso como un espacio interdisciplinario que pudiera generar un movimiento de arte experimental. Para ello, la conformación de redes de colaboración entre artistas y críticos locales e internacionales fue fundamental. Las exposiciones hicieron visibles esos intercambios, en los que la presentación de panoramas de tendencias o artistas individuales era una oportunidad para conocer las novedades del arte contemporáneo internacional; o bien de dar a conocer artistas argentinos y latinoamericanos en la escena mundial.
En la primera muestra Arte de sistemas (1971), presentada en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Glusberg define “arte de sistemas” a modo de práctica artística vinculada a la comprensión de los sistemas y procesos que ordenan la experiencia del mundo contemporáneo. Tal delimitación nominal se mantiene próxima a la de “systems esthetics” acuñada en 1968 por el crítico estadounidense Jack Burnham. Por varios factores que fueron surgiendo en la Argentina, el término pasó a agrupar vertientes bastantes disímiles: el arte como idea (o conceptual), arte ecológico, arte pobre (Arte Povera), arte cibernético, arte de propuestas y el arte abiertamente político, en el contexto de los regímenes autoritarios y golpes militares en Sudamérica.
El año 1972 es un año clave en la consolidación del arte de sistemas como estrategia de promoción internacional del CAYC. Con la inauguración en mayo de Hacia un perfil del arte latinoamericano en la III Bienal de Arte Coltejer, en Medellín (Colombia), comienza una intensa itinerancia por distintas ciudades latinoamericanas y europeas. Esta presentación además proporcionó un método para las muestras posteriores organizadas por el CAYC. La característica común de sus distintas versiones fue la utilización de la copia heliográfica como soporte de las obras, un recurso económico y fácilmente reproducible cuya elección, en palabras de Glusberg, “no es producto del azar, sino propio de nuestra imposibilidad de competir con medios tecnológicos y posibilidades económicas que aún no disponemos”. La capacidad de reproducción propia del nuevo medio y el bajo costo de los impresos, posibilitó una circulación ampliada de las imágenes y su exhibición en diversas sedes de manera simultánea.
En su edición en la capital argentina, se exhibieron heliografías con las que los artistas argentinos e internacionales reflexionaron y metaforizaron distintas situaciones culturales y políticas comunes a los países latinoamericanos. La muestra presentó tanto una perspectiva del “arte como ideología” propuesta desde del Grupo de los Trece como un sucinto panorama del arte contemporáneo de la región. El arte de sistemas ya no sólo hacía referencia al arte procesual internacional, sino que el rasgo político y la temática regional le otorgaba identidad propia.
[Para mayor información sobre el giro conceptual del CAYC ver GT-116 (doc. no. 1476404) and GT-116A (doc. no. pendiente].