Desde sus inicios, el Centro de Arte y Comunicación (CAYC) liderado por el gestor, artista y empresario Jorge Glusberg se propuso como un espacio interdisciplinario que pudiera generar un movimiento de arte experimental. Para ello, la conformación de redes de colaboración entre artistas y críticos locales e internacionales fue fundamental. Las exposiciones hicieron visibles esos intercambios, en los que la presentación de panoramas de tendencias o artistas individuales era una oportunidad para conocer las novedades del arte contemporáneo internacional; o bien de dar a conocer artistas argentinos y latinoamericanos en la escena mundial.
Aun cuando no se explicite la razón de la suspensión, la exposición a la que el presente llamado alude estaba pactada para formar parte de la XI Bienal de São Paulo de 1971. Los organizadores del evento internacional habían ofrecido la curaduría de la propuesta al director del CAYC, Jorge Glusberg, quien había viajado a EEUU para invitar a artistas. Pero ante la creciente situación autoritaria de censura y represión de la dictadura brasileña, un conjunto de artistas e intelectuales latinoamericanos residentes en la Ciudad de Nueva York organiza un boicot al evento. La publicación bajo el título de Contrabienal, fue el vehículo para articular el rechazo a participar del certamen paulistano y denunciar así violaciones a los derechos humanos. La versión anterior (décima) había sufrido un bloqueo similar tramado en París bajo la consigna “Non à la Biennale”. Ante este pronunciamiento —del que obviamente participan algunos de sus invitados—, Glusberg decide retirar la muestra del programa original propuesto a São Paulo. Así, por otra parte, muchas de las obras seleccionadas formarían parte de la exposición Arte de Sistemas, organizada por el CAYC en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de Buenos Aires, en julio de ese mismo año.
Las indicaciones listadas en la convocatoria evidencian las estrategias del CAYC para difundir el arte argentino en el exterior. Los destinatarios de la gacetilla son invitados a participar, atendiendo a preocupaciones prácticas como costos de envío y burocracia de aduanas. En general, el método de producción de estas muestras itinerantes fue innovador al estandarizar la participación en formatos y técnicas, propiciando así su circulación en redes que recuerdan estrategias del arte correo, cuyo despliegue internacional comienza en esas fechas. Objetos resueltos con materiales “pobres” y las hojas/obra originales que se reproducían por medio de la impresión heliográfica, fueron recursos simples y económicos que fomentaron tales itinerancias. Dicha estandarización—concepto tomado de la producción industrial— procura generar un tipo de arte a ser replicado en cualquier contexto, sin demasiada intervención e, inclusive, sin la presencia del autor. Lo que predomina es la comunicación; así su eficacia queda vigente subrayando la idea de que se trata de propuestas en proceso con énfasis en los contenidos.