El historiador de arte venezolano, Ariel Jiménez, aborda aquí dos conceptos que el público venezolano seguía concibiendo como realidades opuestas. Lo hace a partir de las ideas discutidas con el propio Carlos Cruz-Diez (1923–2019), con quien trabajó durante años en su taller de París. Se analizan ambos conceptos (realismo y abstracción) a partir de referencias que empleó Cruz-Diez durante su formación: las ideas posimpresionistas y cubistas, esencialmente las críticas a la noción de “realismo pictórico” cargada de convenciones representativas que, si bien producían la apariencia de “lo real” en términos ópticos, no eran realidades. El texto se centra en la noción de “dibujo” como una abstracción que toma de lo real determinados elementos para montar una ficción eficiente. Tal es el caso de la profundidad que técnicas como las de la perspectiva aérea y lineal producen sobre el plano de la tela, aún cuando lo único real en pintura sea el plano pictórico. A ese “realismo de apariencias” conseguidas vía técnicas pictóricas milenarias, el autor propone la noción de un “realismo fenomenológico” con el cual Cruz-Diez no busca crear la ilusión de lo real, sino enfrentar al espectador a realidades concretas. Entre ellas, la mezcla óptica de los colores generando la aparición, también retiniana, de gamas no presentes químicamente sobre el soporte. Se trata, por lo tanto, de fenómenos ópticos que el público percibe como “ilusiones”, pero que son, incuestionablemente, “fenómenos reales” emanados de las particularidades fisiológicas de nuestra vista.
De allí que se considere a Cruz-Diez como “un pintor realista”, e incluso naturalista que produce una pintura no representativa. El autor no hace más que poner en palabras las teorías mismas del artista sin aportar observaciones propias. Apoyándose en el poeta Paul Valéry (1871-1945), intenta pensar la acción del artista como un individuo que codifica y organiza lo observado en la naturaleza para construir con ello un hecho significativo y capaz de producir emoción en sus espectadores. Más nada.