Nota de prensa del diario venezolano El Universal, cuyo ejemplar interés radica en determinar el valor legitimante que alcanzan en América Latina los eventos (exposiciones, premios, distinciones) de cuño internacional. Espacios de prestigio o considerados como tal, así como los criterios de valor (encajables a nivel popular) terminan convirtiendo a estos artistas en figuras excepcionales. A través de ellas, se cristalizan las esperanzas progresistas que van más allá del arte. Tal fue el caso de los cinéticos, y particularmente el de Jesús Soto y Carlos Cruz-Diez, en la Venezuela de la segunda mitad del siglo XX.
El premio recibido en un festival provinciano —de esos que se organizan en épocas de fuerte afluencia turística (primavera y verano en el sur de Francia)— llega a ser considerado por el autor de la nota como un “triunfo” incuestionable por ser venezolanos dos de los tres premios asignados. El haber competido contra artistas de 34 países pasa a ser garantía de valor internacional. La nota enumera exposiciones realizada por Soto en diversas ciudades europeas y norteamericanas, así como la fama de las galerías en las que exhibe y las polémicas que genera la exposición de su obra entre crítica más calificada. El ganador del evento es mencionado como Jean [sic] Vasarely y como “francés” en vez de húngaro.
La nota ilustra el valor legitimante que alcanzó la obra de los artistas abstracto-geométricos y cinéticos en aquel período. Este peso legitimante explica también, en gran medida, el inmenso impacto que pudieron tener sus obras de integración a la arquitectura (en especial durante las décadas de setenta y ochenta). En la época, era evidente que toda corporación o empresa que pudiera ostentar una de sus obras era vista como ungida con el aura de legitimidad alcanzado por estos artistas a nivel internacional; el trasfondo señalaría pruebas de modernidad, pujanza y progresismo. Notas como esta son el equivalente popular de criterios expuestos por algunos críticos de arte (Alfredo Boulton en particular), para quienes Venezuela había dejado de ser un país del Tercer Mundo para ingresar (vía artes plásticas) entre las naciones desarrolladas.