Reseña periodística de particular relevancia para conformar relatos generales sobre el arte y su desarrollo histórico, tanto dentro de una cultura como de orientación política específica. Es evidente que los artistas de la región procuran integrarse como parte de un proyecto modernizador que pasa por la apertura global de las economías y las culturas. La exposición se realiza en el Pabellón de Ciencias Exactas de la Ciudad Universitaria, y el Gran Premio se le otorga, nuevamente, a un cinético venezolano, Carlos Cruz-Diez (Jesús Soto fue galardonado en la II Bienal de 1964). Ambos reconocimientos representan las manifestaciones más claramente progresistas de la abstracción concreta. Se menciona igualmente a los demás premiados, en su gran mayoría representantes de la abstracción geométrica y del cinetismo de la región: César Paternosto (Argentina) y Abraham Palatnik (Brasil). Si pensamos en los lenguajes plásticos de los galardonados, interesa resaltar que, entre ellos y las ideas que sustentan la decisión de los jurados, se percibe una unidad de criterios y objetivos. Sobre todo en el sentido de que si unos buscan superar los límites espaciales y de género tradicional en las artes plásticas, otros promueven una superación de los límites nacionales y regionales en favor de una apertura mayor, continental e incluso global.
El autor resalta lo dicho por el presidente del jurado, Alfred H. Barr, Jr. vinculado al MoMA, y de Sam Hunter, director del Jewish Museum de Nueva York, quienes coinciden en el carácter global del evento. En especial, Barr reconoce la importancia de reunir obras sudamericanas, no sin expresar la esperanza de que, en el futuro, todos los países del continente se integren; señalando propicia la década de sesenta para el desarrollo de las ideas de libertad artística. Hunter corrobora las palabras de Barr, subrayando que la organización y premiación del evento reafirmaba la índole globalizada del arte contemporáneo. En seguida se presenta a los principales ganadores del evento cordobés, Carlos Cruz-Diez y César Pasternosto, trazándose su formación y recorrido profesional.
A pesar de las palabras universalistas de Barr y de Hunter, el articulista no esconde reservas —abiertamente nacionalistas— al señalar que el Gran Premio recayó, de nuevo, en un cinético venezolano. Se añade información sobre la inauguración de dos muestras una de corte nacional y otra artesanal: el II Salón de Grabados Universitarios y la exposición sobre La artesanía de la madera en territorio argentino, inauguradas en el Museo Municipal Genaro Pérez. Se menciona, incluso, las Primeras Jornadas Americanas de Música Experimental incorporadas ese año a las experiencias habituales, con conciertos y un simposio.