El interés de estas reseñas periodísticas no consiste en lo que se dice explícitamente en ellas, sino en lo que permiten deducir de cómo han sido redactadas, términos empleados e incluso de lo que se callan; en este caso el nombre del escenógrafo que, por ejercer un trabajo considerado técnico y rutinario (incluso de diseñadores gráficos de la industria editorial) son raramente mencionados. La leyenda de la imagen dice que la escenografía es obra del “pintor” Carlos Cruz-Diez; una crítica solapada como queriendo resaltarse, no sin razón, el carácter amateur de su intervención. Añádase que el artista concibió también el set para la puesta-en-escena del Teatro Circular, obra dirigida por el mencionado Carlos Gorostiza.
Esta crítica artera corre paralela a la repentina notoriedad que sin duda estaba alcanzando Cruz-Diez tanto en las artes plásticas (galardones y reconocimiento en el diseño gráfico, la publicidad y el teatro). Forman parte de lo que años después (1959-60) lo ensalza por alcanzado “lo posible” en Venezuela recomendando que, si quería seguir avanzando en su empeño por lograr una obra universal, válida y significativa en cualquier lugar del planeta, tenía que mudarse a una de las grandes escenas del arte occidental; París, por ejemplo, donde ya se encontraban varios de sus compañeros de estudio, entre ellos, Jesús Soto con quien mantenía correspondencia regular en torno a la trascendencia del arte abstracto para los artistas de mediados del siglo XX.
En especial, esa “lucha” por un teatro venezolano, con la que la nota concluye, era inclusive una de las preocupaciones de Carlos Cruz-Diez en las artes plásticas, aunque en ese momento empiece a dudar seriamente sobre si el camino para conseguirlo pasa por la expresión de valores nacionales. Para diciembre de 1954, el artista da inicio a su obra abstracta, aunque seguía obsesionado aún por la ausencia, en ella, de distintivos americanos. Dicha diatriba entre “lo nacional” y “lo universal” —típica de la modernidad venezolana y, casualmente, dos de los periódicos más importantes en el país son, hasta hoy, El Nacional y El Universal— alcanzó dimensiones de conflicto marcando fuertemente toda su carrera.