Este diálogo de 1979 entre María Josefa Pérez y Mercedes Pardo (1921-2005) se publica en función de su primera retrospectiva, Color: piel, presencia meditada. Mercedes Pardo Exposición antológica en la GAN de Caracas. Pérez presenta la muestra como resultado de un par de décadas de producción artística, pese a haberse iniciado, efectivamente, mucho antes y Pardo lo explica como una opción para exponer solamente obra abstracta. La autora comenta “lo sorprendente” que es el tratarse de la primera retrospectiva de la pintora modernista venezolana. Se subrayan las dificultades sufridas por mujeres artistas con el propio título de la muestra: “Yo siempre era la esposa de Alejandro [Otero] y no una artista”.
Pérez señala tales consideraciones sobre desigualdad de género en las artes presuntando si Pardo conoce otros casos, como el suyo, que desplegaron su narrativa creadora “en silencio” y menciona a Mary Brandt, Luisa Palacios, Lya Bermúdez, Gladys Meneses y a Gego como ejemplo de artistas que simplemente “hicieron menos ruido” que los hombres, una reiterada frase en sus reflexiones. [Véase en el Archivo Digital ICAA (doc. no. 1331347">1331347)]. De hecho, tanto Gego como Palacios obtienen reconocimiento por su esfuerzo pedagógico así como por su éxito artístico y, aunque Pardo no lo indique, ella misma se involucró en dar acceso artístico a la comunidad por medio de dos décadas de enseñanza en diversas instituciones venezolanas: Banco del Libro, Fundación Mendoza y los talleres del Museo de Bellas Artes.
El artículo es un aporte a lo escrito sobre Pardo por medio de sus definiciones de “color” y de “arte”, así como su rechazo de la consideración del arte como algo intrínsecamente ligado a la belleza o a la estética. En efecto, según argumenta, ambos términos pertenecen al vocabulario del siglo XIX, de forma tal que no deben ser calificativos del arte moderno ni del contemporáneo. Pardo escoge a Alexander Calder y a Marcel Duchamp para sus definiciones de “arte” y los modos en que lo enfocan como nuevo ludismo implicando mínimos descubrimientos más que “grandes teorías”. Pérez capta en ella alguien que abarca, simultáneamente, un asombro aniñado por los aspectos cotidianos y extraordinarios de la vida tanto como su jugueteo con el color. La entrevista teje consideraciones sobre la función cumplida por el arquitecto Carlos Raúl Villanueva (1900-75) en la transformación del papel del artista en su integración al paisaje urbano venezolano (Ciudad Universitaria) así como en las propias policromías de Pardo para las sucursales del Banco Obrero, ambas en Caracas. Se incluye la discusión en torno a la crisis y cambios necesarios de los planes de estudio en las academias de arte como obstáculo al desarrollo artístico innovador de los jóvenes.
En torno a otras reseñas sobre Color: Piel, presencia meditada. Mercedes Pardo Exposición antológica (1979), véase Manuel Bolívar Graterol, “Ambigüedad y disonancia” (doc. no. 1331331); Virginia París, “Mercedes Pardo y su presencia meditada” (doc. no. 1331347">1331347); Juan Acha, “Color: Piel, Presencia Meditada de Mercedes Pardo” (doc. no. 1331395); anónimo, “Mercedes Pardo: ‘Presencia Meditada’” (doc. no. 1331411); Elizabeth Schön, “Exposición Antólogica” (doc. no. 1331299); y Roberto Guevara, “Mercedes Pardo: Color Persuasivo” (doc. no. 1331315).