En 1926, Orestes Baroffio, activista cultural y director de la publicación Mundo Uruguayo y presidente de la Comisión Municipal de Cultura, escribe para la revista La Cruz del Sur sus opiniones sobre la conferencia de Filippo Tommaso Marinetti en el Teatro Artigas de Montevideo, ante nutrida aunque heterogénea concurrencia. En esos años, el futurismo ya era asociado con el fascismo, pues la mayor parte de sus integrantes italianos se contaban entre sus adherentes. Por ello, en sus presentaciones, Marinetti debía sortear la tensión ideológica que involucraba fácilmente al futurismo con el clima de época, ya no solo vinculado a la Primera Guerra Mundial y actitudes interdisciplinarias de vanguardia, sino también con las fuertes tensiones ideológicas de ese período de entreguerras. En su artículo, Baroffio celebra la instancia como “benéfica y purificadora”, haciéndose eco del tono exaltado de Marinetti, propio del discurso futurista, motivo por el cual repite expresiones de corte belicista. Para el autor, el conferenciante lanzaba sus ideas como proyectiles de artillería y de esta forma barría con la cultura “vetusta” ya fuera mundial o local. Enfatiza las reacciones del público presente, al que denomina “escuadrones de la burguesía literaria”, el cual escuchaba al “apóstol del Futurismo” con espanto e indignación. Era incuestionable que estaban sacudidos por su falta de sensibilidad y odio “contra lo nuevo”. El artículo ofrece su propia mirada al estado nacional de estancamiento.