El historiador, docente y ensayista Sergio Benvenuto analiza el arte en Uruguay, observándolo a partir de sus filiaciones y diferencias culturales con Latinoamérica, sobre la base de una situación endémica de subdesarrollo. Desde una lectura histórica e ideológica contestataria, presenta las consecuencias socio-culturales del colonialismo que ejercieron sobre América Latina, durante siglos, tanto Europa como los Estados Unidos. Benvenuto llega a su presente (1960) exaltando la nueva actitud política y generacional en lo sociopolítico, la cual se traduce en los movimientos sociales en Venezuela y, en especial, la Revolución cubana. Por otro lado, el texto alerta sobre nuevas intromisiones de lenguajes artísticos importados (sin encarnación cultural) como el llamado “arte abstracto”. Ya sea la reciente revolución en Cuba, así como los movimientos sociales en Venezuela, son observados por el investigador como anunciadores de la finalización de una situación de parálisis, como signos de una cultura estática y una actitud fatalista continental, frente al dinamismo expansivo encarnado por la América anglosajona. Benvenuto asocia la desaparición de las tradiciones artesanales (o su transformación en estereotipos vaciados) con los sempiternos síntomas de dependencia económica, técnica y cultural. Sin embargo, al respecto, presenta un panorama latinoamericano heterogéneo dentro del cual la peor situación se presenta en Uruguay, país que, en su tardía colonización, desarrolló una cultura basada en el libro traducido, generando lo que califica como “dictadura de lo literario”, afianzada a comienzos del siglo XX. Esta cultura del libro y del lector promovió en la clase letrada la desvinculación con el medio local real porque dichas fuentes literarias no se vinculaban con lo autóctono. Al contrario, configuraban productos culturales de otras sociedades, que además poseían (y aún poseen) una industria editorial con escala mundial. Para Benvenuto este conjunto de elementos favorecieron lo que denominó “parálisis creadora”; es decir, un alejamiento entre la imagen mental y la materia del entorno vital. Bajo el subtítulo “La plástica o la raíz que nos falta”, el investigador desarrolla la idea de que las artes de la materia favorecen el arraigo; esto se debe a que configuran trabajos directos y resistentes cuyos productos pueden ser percibidos en todas sus partes, permeando en la conciencia colectiva como “revelación instantánea”. Emigrando en 1962 a Cuba, Benvenuto formó parte de una generación uruguaya que reivindicó un destino revolucionario para América Latina. En la isla trabajó como docente de historia del arte en lo que constituyó una nueva etapa de su vida muy cercana al gobierno revolucionario.