Lo que está en juego en estos comentarios —acerca de un diálogo ficticio mantenido por Joaquín Torres García con dos visitantes a su exposición— es una pregunta esencial: ¿por qué regresó al Uruguay? Se torna obvia al respecto la cuestión de si dicho retorno fue oportuno o no, fue en vano o no. En 1937 tres años después de su arribo a Montevideo, y ante el hecho de no haber logrado todavía un núcleo de adeptos cuantitativamente consistente), tales preocupaciones están a la orden del día en el combate que JTG se propone librar contra la duda, la reticencia, o la indiferencia que el medio artístico uruguayo le ha venido presentando. En este artículo, el maestro vuelve a insistir sobre el carácter universal y “popular”, al mismo tiempo, del arte que propone. [Véase en el archivo digital ICAA: “El arte popular debe ser el más universal” de Joaquín Torres García (doc. no. 1246036)], “Universal” en un concepto más general de sus teorías y “popular”, en particular, por estar basado en reglas que coloca a disposición del conocimiento público para ser llevadas a cabo por todos. Siempre y cuando el público se adhiera a su preceptiva filosófica. El mismo argumento ya había sido esgrimido en 1934, en su polémica con Norberto Berdía. [Véase “Manifiesto1. Contestando a N.B.” de Joaquín Torres García (doc. no. 1228450)]. En ella, JTG busca demostrar que el individualismo artístico no era programático, sino resultado de una realidad social que aún consideraba al arte como “obra de elegidos”. Este artículo, publicado originalmente en la versión del diario El Plata de Montevideo, fue incluido en el libro Universalismo Constructivo (Buenos Aires: Editorial Poseidón, 1944) como “Lección 97”.