En 1964, el director del Archivo Histórico de Arte Contemporáneo de la Biennale di Venezia, Umbro Apollonio, participó como jurado en la Bienal de Córdoba (Argentina); ese mismo año, fue invitado al certamen de escultura celebrado por el Instituto General Electric en Montevideo.
Su presencia en estos eventos, como representante de la institución italiana, significó la voz de una respetable opinión en el ámbito rioplatense y latinoamericano, al comparar las principales tendencias de arte internacional con producciones en dicho ámbito regional. Apollonio afirma que, en la actualidad, se tiende a encasillar mediante dogmas y estilos la expresión artística. Lo que plantea es reflexionar sobre el concepto de “libertad en el arte” ya que —si bien el arte en los años sesenta parece dirigirse hacia una síntesis total de expresiones— se recurre a etiquetarlo, ahogando su diversidad expresiva. A juicio de Apollonio, la figura de “artista libre” es ficticia, dada la atadura de los artistas a dogmas o a maneras preestablecidas de lenguaje. Siendo jurado de la Bienal de Córdoba, critica la intención de algunos artistas latinoamericanos identificados con la “expresión americana”, la cual, en su opinión, no pasa de una adaptación de modelos europeos. Finalmente, Apollonio discrepa con el dualismo (categórico) entre abstractos y figurativos, con la distinción entre pintura y grabado, así como con la definición de normas estilísticas. Su consigna es simple: “hacer arte” sin etiquetas.