Al momento de escribir este artículo Ángel Rama (Uruguay 1926, España 1983) -escritor, editor, ensayista, docente, crítico literario- radicaba en Venezuela, primera escala de su exilio político que comenzó en 1974 cuando se radicó en Caracas, Venezuela, donde dictó cursos, y desde 1979 en Maryland, USA, donde ejerció la docencia hasta ser expulsado en 1983, pasando entonces a residir por un brevísimo período en París. A propósito de la gira por Latinoamérica del presidente venezolano Rafael Caldera, Rama detiene su análisis en el único artista de la comitiva, Jesús Rafael Soto (Venezuela 1923 - Francia 2005) que además de entretener tocando la guitarra aprovechó la gira para hacer conocer su obra y no dudó en estrechar lazos de amistad con el dictador argentino Gral. Alejandro Lanusse (Argentina 1918- 1996). Rama también denuncia el tono de vaciamiento cultural de estas y otras delegaciones, las que transforman el folclore en un espectáculo apto para "regalos" oficiales, tarea de “lima y castración [de] las élites gobernantes como protocolo[s] desprovistos de sus originales procedencias [culturales]”. El artículo toma el caso de Soto, sin embargo Rama no está alejado de posturas artísticas que ven en el arte cinético-abstracto las formas más favorecidas por el proyecto interamericanista como sinónimo de la nueva modernidad internacional. Ante el colapsado proyecto de la Alianza para el Desarrollo, al borde de la oleada dictatorial en el continente- y del intervencionismo forjado en toda Latinoamérica desde Estados Unidos-, Rama no deja de denunciar estas conductas como individualistas e ideológicamente: “serviles […] actitudes de domesticación […] simples payasos de los señores”. (ICAA 1244924)