En la Argentina, a finales de la década de los sesenta, un colectivo de intelectuales y artistas de diferentes disciplinas se constituyeron en grupo autodenominado de “vanguardia”, llevando el arte hacia el activismo polìtico y la participación social. En 1968 tuvo lugar el evento Tucumán Arde, primero en la ciudad de Rosario y luego parcialmente en Buenos Aires. Iniciaba una serie de discusiones centradas en las posibilidades de crear un fenómeno cultural que cumpliera verdaderamente un papel controversial respecto a los principios básicos de la sociedad que el capital administra. Diversos artistas contemporáneos latinoamericanos rechazaron así la creación de obras como siendo “objetos únicos” y perdurables para crear, en cambio, “estrategias culturales alternativas”, pretendiendo transformar el arte, desde sus prácticas, en una herramienta para la resistencia. En el II Encontro Latino-americano de Artes Plásticas (celebrado en Porto Alegre en 1990) se expresaron importantes apreciaciones acerca del arte latinoamericano y se llegaron a proponer diversas líneas de acción en proceso de adopción en el continente. En ese mismo año, en la ciudad de Montevideo, se llevó a cabo el Encuentro Latinoamericano de Arte en la Calle y en Rosario se celebró la I Bienal de Arte Alternativo "Tomarte". En el documento, el artista uruguayo Clemente Padín (n. 1939) expone su experiencia en este último evento y se refiere a la importancia de un arte colectivo y callejero. Un arte que sea capaz de sorprender a los espectadores para involucrarlos repentinamente en una situación subversiva de las rutinas mundanas, proponiéndose, así, a invitar al ejercicio crítico y a la reflexión grupal. El argumento básico de Padín es el siguiente: “La calle, por sus características y por su índole de centro de la vida social, se desentiende de lo que es arte y de lo que no lo es, al contrario de las galerías y museos que imponen su lógica de consumo; es decir, todo lo que se expone en ellos es arte o asume ese carácter (si no lo es). En cambio la calle enfatiza la relación comunicacional, permitiendo que el arte despliegue toda su funcionalidad, su razón de producto de comunicación y no de mera mercancía sujeta a las leyes del mercado y del lucro comercial."