En todos sus discursos, David Alfaro Siqueiros (1896–1974) opone enérgicamente la pintura “individualista” y “uni-ejemplar” del caballete, a la pintura realizada en equipo (y a veces con carácter multiejemplar como es el caso del cartel político propagandístico) que propone el Bloque de Pintores Murales de Los Ángeles, California.
Contra el uso del pincel de mano, la acuarela, el pastel o el fresco tradicional, Siqueiros propone el uso del “cincel de aire comprimido” (para preparar los muros y generar texturas); la “pistola de cemento” para la proyección mecánica de cemento (blanco o común) para aplicación directa de la pintura mediante una “pistola de aire” (espray). Esta debe usarse buscando “su propio estilo” en el resultado pictórico. El mexicano llegó a utilizar este sistema con mortero de cemento que ya lleva el color incluido, como en el fresco tradicional. Reclama asimismo el uso del “soplete de gasolina u oxígeno” para dar un acabado a la capa de cera; todo ello entre otros instrumentos de uso industrial.
Por otro lado, Siqueiros ensalza el uso de proyectores eléctricos de imagen para bocetar directamente sobre el muro, así como el uso de cámaras fotográficas y cinematográficas no solo para llevar el registro de trabajo, ayudando así a interpretar las formas en el espacio, sino para tener un documento previo que testimonie la realidad de las luchas sociales en el mundo. Es de interés el hecho de que esta rotunda afirmación de “modernidad” que Siqueiros hace mediante la reivindicación de la fotografía es, en realidad, un retorno al recurso usado por los pintores del siglo XIX. Más aún, el estudio “científico” del efecto psicológico de los colores y sus combinaciones lo considera como parte de esa revolución técnica; como el estudio de formas y texturas, a modo de poder determinar cuáles son las condiciones objetivas de la pintura capaces de producir un estado anímico propicio al sentimiento revolucionario.
Siqueiros considera importante trabajar en condiciones de ilegalidad para depurar el uso de estas técnicas y darles la mayor eficiencia política, que este artista suele identificar con un “estilo dialéctico-subversivo”.
[Para más información, consulte en el archivo digital ICAA la carta dirigida por Siqueiros al Comité Central del Partido Comunista Uruguayo: “Al Comité Central del Partido Comunista del Uruguay” (doc. no. 1238917)].