En torno a la noción de “arte abstracto” y sus prácticas, José Cúneo (1887–1977) brinda una extensa conferencia en Montevideo. Si bien el texto (mecanografiado con correcciones y fragmentos manuscritos) no está fechado ni firmado, es posible ubicarlo entre 1956 y 1957, ya que Cúneo refiere un viaje a Europa, fruto del galardón que le otorga el Estado uruguayo (“Premio de Pintura de la Primera Bienal Nacional de Arte” con viaje de estudios entre 1954 y 1956). A propósito, Cúneo dice: “[…] de golpe y zumbido me otorgan la beca del Salón Bienal que me obligó a salir del país”. Era uno de los artistas que recibió desde joven un muy especial reconocimiento en el medio local; además, había ejercido docencia artística en el Círculo de Bellas Artes, en la Escuela de Artes y Oficios, en la Escuela Nacional de Bellas Artes y, al momento del premio, superaba ya los 65 años de edad. El texto describe su impacto frente a la abstracción, con alcances internacionales a partir de la segunda posguerra. Juzga encontrar la modalidad abstracta (de tipo cubista) en la obra de algunos pintores uruguayos como Norberto Berdía (1899–1983) —en referencia a su exposición en la Galería Montevideo (1956–57)— y Miguel Ángel Pareja (1908–84). Asimismo, Cúneo señala la importancia de la llegada de Joaquín Torres García (1874–1949) al país y recuerda haber asistido a sus conferencias, las que valora en su rol discursivo. En su opinión, permitieron salir del “atraso impresionista y habilitar al medio para competir en eventos internacionales desde modalidades contemporáneas”. Cúneo fue un connotado pintor figurativo que se atrevió a incurrir, a finales de la década de los cincuenta, en un proceso de cambio hacia la abstracción. Dicho cambio se manifiesta en el presente documento donde realiza un historial del proceso contemporáneo de la abstracción, aunque algo confuso, ya que, por un lado, ubica tales tendencias en culturas antiguas y precolombinas y, por otro, las encuentra en textos y obras de Cezánne. No obstante, centra el inicio del proceso en el cubismo y desconoce (o ignora) el esfuerzo de otros artistas en espacios geográficos fuera de París. Medio siglo después de haber desarrollado una extensa obra figurativa, Cúneo estaba preparando un cambio en su obra hacia sesgos abstractos, los cuales, posteriormente, firmará con el apellido materno: “Perinetti” (luego “Cúneo Perinetti”).