En 1935, se había creado en Uruguay la primera agrupación gremial de artistas plásticos, la cual se disuelve en el transcurso del año 1937 por disidencias internas referentes a políticas a seguir (durante la dictadura de Gabriel Terra) frente al órgano gubernamental de la Comisión Nacional de Bellas Artes. Desde entonces hubo agrupaciones de artistas que pretendían ser representativas de amplios sectores; tal es el caso, entre otros, de la FEPU (Federación de Estudiantes Plásticos del Uruguay) creada en 1939; o bien de la APU (Agrupación de Plásticos del Uruguay) creada en 1942, ambas de breve existencia. El Sindicato (formado en 1945) logró reunir a los artistas más significativos del momento: José Cúneo, Bernabé Michelena, José Luis Zorrilla de San Martín, Miguel Ángel Pareja, Alfredo De Simone, Felipe Seade, entre un total de 86 firmas. Por otra parte, la Comisión Directiva (provisoria) estaba formada por el Arquitecto Carlos Herrera Mac Lean y los artistas plásticos Óscar García Reino y Germán Cabrera, entre otros.
La declaración que firma la Comisión Directiva hace hincapié en un porvenir “a salvo del odio de la guerra” (a pocos meses de finalizada la crisis mundial) y señala la importancia local de la ley aprobada en 1944 para que los artistas plásticos intervengan con murales en los edificios de las escuelas públicas. El fuerte contenido político de la nueva agremiación le garantizará una vida de casi dos décadas (con algunos períodos de interrupción), hasta que, a finales de la década de los sesenta, se funda la UAPC (Unión de Artistas Plásticos Contemporáneos) obviamente disuelta a partir del Golpe de Estado de 1973 que implanta una dictadura militar durante once años.