Es de hacerse notar que el interés que las Universidades Populares presentan para este proyecto de investigación (ICAA-Uuguay) obedece a que en ellas intervenían los artistas plásticos realizando exposiciones y eventuales conferencias en el marco de una iniciativa independiente del gobierno conservador y, en ciertos períodos, dictatorial. Se buscaba llevar a cabo una experiencia de “extensión universitaria” por los barrios pobres de Montevideo la cual tenía,, básicamente, un fuerte componente político contra la dictadura de Gabriel Terra.
El abogado y educador uruguayo Antonio Miguel Grompone, creador del IPA (Instituto de Profesores Artigas), pronuncia un discurso en el Ateneo de Montevideo promoviendo tanto la renovación cultural como la reforma pedagógica de las nuevas Universidades Populares surgidas en tiempos de dictadura, como ostensiva reacción frente al “academicismo pedante y frío”. El espíritu de liberación que brota en las Universidades Populares promueve la participación e inclusión social del proletariado. Se instituye como la “universidad para la clase obrera” con el argumento de que los intereses culturales de las masas deben ser pronunciados por el pueblo con el auxilio técnico de los intelectuales.
El documento “Cultura de Liberación” abarca una serie de conceptos que pueden vincularse con los que Michel Foucault expresó treinta años después. El pensador distingue muy claramente el Saber, el Poder y el Sujeto en los siguientes términos: “el Poder crea el Saber y a su vez crea el Sujeto de ese Saber.” Este proceso se genera mediante la Disciplina. Puede sugerirse un vínculo entre el pensamiento foucaultiano y los propósitos, años antes, orientaron a las Universidades Populares. En principio, constituyen núcleos de poder político-social que producen determinados saberes para determinados sujetos; saberes generados que se asumen como contrapoder respecto al poder político del Estado. Para Grompone, la cultura representa un valor humano y no un instrumento de dominación de clases; por lo que la “nueva Universidad” y la reforma pedagógica conducirían hacia una renovación social. Nótese que muchos de esos principios cobrarán estatuto legal e institucional con la Ley Orgánica Universitaria de 1958, implantada en Uruguay.