El documento comenta la formación de la AAP (Asociación de Artistas Plásticos), compuesta por allegados y concursantes del Primer Salón Nacional de Bellas Artes (1937). El cambio de rumbo ideológico de los años treinta logra traducirse a través del colapso internacional-local que nutría debates sobre la conducta pública de los artistas. En plena dictadura de Gabriel Terra (1933-39), varias instituciones de carácter cultural independiente, entre ellas la AIAPE (a partir de 1936), se opusieron a la constitución inconsulta (de sesgo oficialista) del jurado de dicho Salón, confrontando una alternativa paralela: Primer Salón Independiente de Artes Plásticas (1937). El artículo publica los nombres de los integrantes de la nueva institución artística donde aparecen: Alberto Dura, Domingo de Santiago, Guillermo Rodríguez, entre otros. Se dice, en dicho artículo, que fueron “favorecidos por los premios que otorgan los pésimos jurados de la Comisión Nacional”.
Aunque breve, la nota concentra varias de las preocupaciones enlazadas con grupos culturales independientes, cuestionando instituciones como el Círculo de Bellas Artes, Grupo Constructivo [Asociación de Arte Constructivo] liderado por Joaquín Torres García, ETAP (Escuela Taller de Artes Plásticas), y a la propia AIAPE (Agrupación de Intelectuales, Artistas, Periodistas y Escritores). Se argumenta cierta parálisis de acción político-artística, así como la dispersión de esfuerzos frente al poder del Estado y sus posibilidades de generar premios tentadores. Este “pecado de origen” —o nacimiento fallido del Primer Salón Nacional— desencadenó en un permanente estado de alerta traducido en signos de disputa entre el poder político (ligado al poder del Estado) y el campo cultural de los artistas autodenominados “independientes”, cuyas consecuencias se seguirán registrando en frecuentes controversias en las décadas siguientes.