El ensayista, poeta y periodista, Emilio Oribe (1893–1975), fue miembro fundador de la AIAPE (Agrupación de Intelectuales, Artistas, Periodistas y Escritores), organización cultural de carácter antifascista e independiente del Uruguay. Desarrolló diversas tareas intelectuales en el medio, entre ellas la de columnista permanente en la revista AIAPE; además, dictó conferencias y mantuvo estrecho vínculo con artistas plásticos. En esta conferencia sobre la obra del escultor Bernabé Michelena (1888–1963), formado en 1939, en parte en Uruguay y en parte en Francia dentro de la escuela de los discípulos de Auguste Rodin. El autor analiza la extensa obra de Michelena realizada desde 1910, mediante un estudio comparativo con la realizada en períodos de máxima simplicidad formal en la historia universal del arte escultórico: Egipto antiguo, Fidias (Grecia, 490- 431 AC), el renacimiento italiano de Donatello (1386–1466), los franceses de varios períodos como Jean Gujon (1500–ca. 1564), Charles Despiau (1874–1946), Aristide Maillol (1861–1940). Oribe formula un hilo conductor permanente y coherente en un largo recorrido de la historia del arte cuando Michelena dialoga con su contemporaneidad. Destaca su escultura mesurada, ascética y de una claridad formal apartada de exageraciones barrocas (emparentadas con un desorden de pasiones). El autor reconoce esa línea estética en Michelena a partir de una inteligente sensibilidad y particular tensión resuelta entre el naturalismo accidentalista (apegado a las experiencias sensibles) y un lejano abstracto de característica formal, sincrética y clásica. Se describen esculturas de Michelena (además de dibujos y relieves de la exposición) como formas castas y sencillas, serenas, en atención a la técnica, a los materiales empleados (bronce, mármol) y particularmente a una sensibilidad artística inteligente. A través de la misma, la crítica de Oribe reflexiona sobre aspectos que la escultura no tiene: color, movimiento y sonido. Motivo por el cual la forma es toda su esencia: nada hay que haga pensar más que en las ideas. Oribe no evita asociar esta obra escultórica con artistas de su propia índole literaria: Julio Herrera y Reissig, Delmira Agustini; y a críticos y escritores contemporáneos cuyos bustos Michelena expone: Enrique Casaravilla Lemos, Alberto Zum Felde o bien el pintor Carmelo de Arzadun (1888–1968).