El dibujante Orestes Baroffio (1879–1963) fundamenta el concepto de artista como “obrero de la idea”, en base de un modelo de trabajador intelectual que busca afanosamente generar una nueva forma de arte social. El “artista de hoy”, a su juicio, debería expresar con su arte la situación del colectivo social en el que sitúa su propuesta artística y sus conflictos. Respecto a “la idea”, no hace alusión a un temprano conceptualismo en el arte —impensable en la época—, sino que alude a otro término abarcador: el de la “ideología política”. En tal sentido, Baroffio propone un arte que, pese a incluir trabajo individual, debe interpretar el “espíritu popular” hasta convertirlo en idea gráfica, visual; lo cual hace del artista la figura que se debate en el escenario de la “lucha de clases”. Y lo especifica: “Hoy el artista debe ser una antena, tan perfecta, que sepa captar, hasta las más sutiles vibraciones del espíritu popular y las transmita. (…)”. El texto hace referencia al artista peruano Felipe Cossio del Pomar (1889–1962), según Baroffio, en la perspectiva continental es un verdadero “luchador de clases”, una vez que conceptos de “libertad, igualdad y justicia” son elementos clave en su obra. Se proclama como modelo esta figura del artista, incitándose a desarrollarlo con el instrumento del arte con objeto de que esas ideas vibren en nuevos espacios de la conciencia social.