En el Nº 6 de la revista Movimiento (1933–36) —órgano de prensa de la C.T.I.U (Confederación de Trabajadores Intelectuales de Uruguay)— se publica una carta dirigida al presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt (1882–1945). Está firmada por quienes se consideran los “intelectuales uruguayos” del momento, sin distinción de matices políticos ni tampoco de disciplinas profesionales. En el documento se manifiesta una abierta protesta contra las medidas judiciales tomadas por el gobierno norteamericano en relación al juicio de Scottsboro, donde nueve jóvenes de raza negra fueron declarados culpables de violación a dos jóvenes de raza blanca, siendo condenados ocho de ellos a pena de muerte (el único no condenado tenía 12 años). Ante la sospecha de carencias de garantías legales en el proceso judicial —contando con el apoyo del Partido Comunista norteamericano—, el caso se apeló ante la Corte Suprema Estatal de Alabama, ratificándose siete de las ocho condenas y concediéndose un nuevo juicio a la novena (por ser menor de edad, pues tenía 13 años). Durante el proceso del nuevo juicio, una de las presuntas víctimas de la violación retiró los cargos y admitió que eran falsas las acusaciones. Los firmantes (“intelectuales uruguayos”) protestan contra los tribunales de justicia de los Estados Unidos, trátandose, por lo tanto, de uno de los primeros actos de denuncia local contra el gobierno norteamericano y en la que se procura poner en evidencia la dimensión política (racista) de los expedientes judiciales. En la década anterior hubo en Nicaragua el caso del líder de la resistencia contra la invasión yanqui (1927– 33), Augusto César Sandino, cuyo asesinato había despertado protestas contra la actitud “imperialista”. En los años treinta se afianza una actitud antirracista entre los intelectuales rioplatenses contra el trato de los negros en los Estados Unidos; al mismo tiempo, la actitud se amplía contra el racismo nazi-fascista en Europa. La carta enfatiza: “En cada Congreso, en cada publicación, en cada poema, divulgaremos la verdad sobre el caso Scottsboro, porque Scottsboro es el grito contra la injusticia que resuena en el mundo entero”.
Por otra parte, el documento prueba las repercusiones políticas desencadenadas en el ámbito local y provocadas por la agitación antiimperialista que, incuestionablemente, tienen lugar a partir de la visita del muralista mexicano David Alfaro Siqueiros en 1933.