El XIX Salón de Arte Venezolano, con el que se inaugura el período democrático en 1958 tras el fin de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, es analizado en pormenor por el crítico Perán Erminy (1929–2018). Lo hace más en un tono pedagógico que admonitorio, acorde con el nuevo espíritu prevaleciente en la distribución de las obras. Aun así, el crítico cuestiona la inclusión de Elsa Gramcko junto a los abstractos geométricos por atribuirle él “reminiscencias surrealistas”; no obstante, su reseña se acerca más a la palabra bien intencionada y orientadora del maestro de taller que aconseja a sus alumnos. En este Salón se han superado los traumas vividos en el anterior, cuando las obras de vanguardia fueron menos que las tradicionales y la premiación fue duramente cuestionada; entre otros, por el pintor y teórico Alejandro Otero, quien sostuvo una intensa polémica con uno de los miembros del jurado, Miguel Otero Silva. La designación del pintor Armando Barrios como Director del Museo de Bellas Artes explica, en parte, el nuevo clima de apertura, además del hecho de la creación, ese mismo año, de la Asociación Venezolana de Artistas Plásticos. Esta solicitó al Ministerio de Educación que se ampliara el número de miembros del jurado (de nueve a once) y que los premios fueran de adquisición, con un monto de 10 mil bolívares que no se logró. Con gran dominio del análisis formal y técnico, Erminy jamás revela su inclinación hacia una u otra tendencia. Incluso, dedica largos párrafos a tres obras de contenido político (Barrios, Dávila y Sylva Moreno), sin pronunciarse sobre su esencia. La importancia de este Salón fue reconocida en 1998 por el Museo Alejandro Otero, de Caracas, al replantear su estudio a partir de una reconstrucción aproximativa.
Bajo el título de Arte en libertad: Salón 1958, la curaduría del evento fue encomendada a José Antonio Navarrete y cuyo catálogo incluyó una antología de textos de 1957 y 1958, escritos por los críticos Clara Diament de Sujo, Gastón Diehl, el propio Erminy, Luis Guevara Moreno, Pedro Duno, Manuel Quintana Castillo, Juan Liscano y el arquitecto Carlos Raúl Villanueva. Habían sido publicados en varias revistas de época (Cruz del Sur, Sardio, Integral, Espacio y Forma, Revista Shell y Farol) o algún suplemento de periódico (como el de “Papel Literario” en El Nacional).
Casualmente, esta reseña de Perán Erminy no fue reproducida. Hubo una falla en su texto que no incluyó la importante sección de artes aplicadas, en donde la artista premiada fue Tecla Tofano. El crítico tampoco se ocupa de otros artistas participantes, como Omar Carreño, Gego [Gertrud Goldschmidt], Daniel González, Luis Alfredo López Méndez, Cristina Merchán, Iván Petrovszky, César Prieto, Ramón Vásquez Brito y Oswaldo Vigas.