Con una trayectoria artística que exploró principalmente la pintura, el ensamblaje y el performance, el artista venezolano Ángel Vivas Arias (1949–86) desarrolló una línea de investigación en torno a la esencia espiritual y estética de la naturaleza. Llegó a plantear su propio cuerpo como “obra de arte” dentro de un discurso gestual que valoraba, amén de las propiedades del azar, “el estado puro de conciencia y meditación” que se alcanza, según el autor, a través del arte. Desde esta perspectiva, Vivas Arias propone una visión puntualizada del momento más importante de su carrera, revelando aspectos de su personalidad que ayudan a construir una opinión analítica de su obra.
Asimismo, se destaca el valor testimonial del documento, ya que fue escrito a modo de auto-entrevista. Este factor determina una lectura crítica como planteamiento donde Vivas Arias se adentra en la vulnerabilidad de su naturaleza humana. Así, va explorando otras facetas, más allá de las que definen, a grandes rasgos, su identidad artística. Este texto se publicó en el catálogo de la exposición Objetos encontrados e intervención gestual, realizada en octubre de 1980 en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Imber.
[Para otro texto sobre el artista, consulte en el archivo digital ICAA de la curadora Katherine Chacón “Un incesante viajero que al final descubre el enigma” (doc. no. 1169366)].