En 1988, se presentó en el Museo de Bellas Artes de Caracas una muestra con las obras que el escultor venezolano de origen holandés Cornelis Zitman (1926?2016) había exhibido el año anterior en la XIX Bienal de São Paulo en la representación de Venezuela. El texto del catálogo de dicha muestra es una narración en primera persona de la visita que el escritor y poeta antillano Boeli van Leeuwen [Willem Cornelis Jacobus Leeuwen (1922?2007)] realizara a la casa-taller de Zitman. Allí describe, de manera lírica, todas las sensaciones que emanan de la contemplación de las esculturas del artista. Van Leeuwen considera que no se ha escrito aún un verdadero texto que, dejando de lado la erudición, refleje los sentimientos que Zitman pretende plasmar en su obra. Por esta razón, hace una crítica abierta al texto que Marta Traba (Zitman,catálogo de exposición; Caracas: Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, 1976) publicó doce años antes con motivo de su exposición retrospectiva en el MACC. Considera como “banal” la opinión que se hace Traba de la sensualidad en la obra de Zitman. En opinión de van Leeuwen, el erotismo de las mujeres de Zitman va mucho más allá de cualquier calificativo material, y estas no pertenecen a los fríos museos de Europa ni a los salones de los “nuevos ricos” de Caracas, sino a las plazas de los pueblos del interior y a los “ranchos” [villas-miseria encajadas en los cerros] de Caracas.
El texto no hace aportes a nivel de contenidos plásticos o técnicos. Lo hace en cuanto a las percepciones sensoriales que se desprenden de las esculturas figurativas de Zitman, tales como la feminidad, la sensualidad, la maternidad y, en general, el reflejo de la cultura indígena.