En 1994, el pintor y artista de medios mixtos Pedro Tagliafico (n. 1944) organizó la muestra individual Agorá tanto en el Museo Jesús Soto (Ciudad Bolívar) como en la Sala RG del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Caracas). Con esta propuesta, el artista profundizaba su investigación sobre “el espacio”, aunque esta vez dotándolo de una cualidad temporal dada por la acción en su más profundo interior. Una estudiante del Instituto Nacional de Danza realizaba (como parte integral del concepto) una acción en el interior del espacio delimitado por Tagliafico, quien había seguido, desde los años setenta, una línea vinculada al arte minimalista y al arte povera. Su propósito era el de desplazar el interés tradicional en los objetos para otorgarle, en cambio, protagonismo al espectador, encerrado dentro de la obra y concretando esa cualidad “cuatridimensional” con que lo caracteriza Tahía Rivero en el texto del catálogo. De acuerdo con la curadora venezolana, la acción del público materializa la verdadera naturaleza del “espacio”, sustituyendo así la interpretación convencional que lo coloca como un simple contenedor pasivo. El texto profundiza en este planteamiento —así como en la continuidad de Tagliafico desde sus décadas en la abstracción—, con lo cual se recupera una nueva visión de las interacciones entre la geometría, el arte de acción y la figuración, así como de las reelaboraciones en torno a los conceptos del espacio público y privado.