Texto del crítico venezolano Roberto Guevara (1933–98) para la exposición póstuma de Mary Brandt (1917–85) en la GAN (Galería de Arte Nacional) caraqueña. Proporciona un acercamiento global a su obra, con la convicción de que es posible comprenderla como un todo. Para ello, puntualiza la importancia de revisar su trabajo a diez años de su desaparición y lo reconoce como un valor a destacar de la muestra retrospectiva. Otro de los aportes del documento es la aproximación a la personalidad de Brandt, vinculada por el crítico a su azaroso e intuitivo proceso creativo.
Hija de Federico Brandt, importante pintor venezolano fundador del Círculo de Bellas Artes, la artista fue pionera e innovadora en su época, llegando a evolucionar bajo un ritmo propio y acorde a sus necesidades artísticas, permaneciendo al margen de los movimientos del momento. La postura de Guevara —quien subraya que su desarrollo artístico respondió a intensas búsquedas personales— coincide con lo señalado por el crítico venezolano Juan Calzadilla (n. 1931), en textos como “En el taller de Mary Brandt”, en Mary Brandt. Pinturas, dibujos y grabados, 1950–1985 (Caracas: Galería de Arte Nacional, 1995). En él, Calzadilla comenta que Brandt no hacía concesiones con el propósito de obtener premios o reconocimientos, pues esperaba que la obra (surgida de la necesidad propia y expresiva del artista) hablara por sí misma.