El ensayo del crítico y curador Freddy Carreño tiene la peculiaridad de ir más allá del comentario sobre la escena artística nacional; lo hace a través de una aproximación a la V Bienal de Arte de Guayana que brinda al lector una revisión del concepto de “modernidad”. Para ello, se vale de ciertos criterios que sobre la misma realizaron pensadores europeos como Jean-François Lyotard y Gillo Dorfles. El autor establece conexiones entre la “capacidad de la modernidad” para estructurar nuevos lenguajes y el propio ser del arte contemporáneo; a juicio de Carreño, este siempre abierto a “múltiples posibilidades de lo visual”, tanto así que “apuesta al abandono sistemático de las posibilidades evocadoras del objeto, conforme a las categorías tradicionales”. Finalmente, se enmarca la realización de esta quinta edición de la Bienal de Guayana, la cual pretendía colocarse entonces en pie de igualdad con otras bienales de carácter internacional —ya sea la de São Paulo o la de La Habana—, las cuales no se restringían solo a las propuestas contemporáneas, examinándose, también, la posición del objeto artístico dentro de la sociedad actual.
Los textos de Gabriela Rangel y Ruth Auerbach, contenidos en el mismo catálogo, son un buen complemento de este ensayo.