La reseña aparecida en el diario La Religión —publicada sin autor— sobre la inauguración, ese mismo día, domingo 8 de junio de 1969, de la Reticulárea de Gego, posee un valor testimonial al reproducir las palabras con que Gego (Gertrud Goldschmidt, 1912–94) reconoce a la Reticulárea (1969) como la obra más importante que haya realizado hasta ese momento, definiéndola además como “desarrollo lógico de lo hecho anteriormente”. Es importante, asimismo, del haber puntualizado la Reticulárea como obra de “ambiente”, con la que se anuncia desde la primera palabra del título de la reseña. La información restante es concisa e incluye lo más destacado de la trayectoria gueguiana, así como la reproducción del breve prólogo del catálogo de la muestra; el cual no está firmado, pero aporta conceptos que serán citados por la crítica en general y casi se han convertido en atributos emblemáticos de la Reticulárea; entre ellos, “(…) una obra que aparenta responder a una concepción funcional. Pero, en realidad, cálculo y espontaneidad se amalgaman y crean una verdadera magia serena”.Un dato de importancia en relación a dicho catálogo y exposición es el hecho de que el Director del Museo de Bellas Artes de Caracas (en ese momento) era el destacado profesor, crítico y museólogo Miguel Arroyo, un gran conocedor de la obra gueguiana y amigo de la artista, amén de colaborador, con sus ideas, del montaje ambiental diseñado por Gego. Por otra parte, la reseña da cuenta de la gran actividad cultural de la Caracas de fines de los años sesenta, especialmente en cuanto al auge de galerías privadas y su operación en íntima armonía con las instituciones oficiales.