La curadora Federica Palomero ofrece una síntesis de la trayectoria del artista venezolano Edgar Sánchez (n. 1940) en su ensayo para su exposición antológica; aglutinando los eventos y logros previos a 1975 como antecedentes necesarios para encaminar su obra que madura a mediados de los setenta. A partir de allí puntualiza y desarrolla cada etapa. Esta visión curatorial permite al lector aprehender la trayectoria de Sánchez de manera coherente; de otra forma sería factible dejar de lado elementos valiosos de su trabajo. Palomero señala la importancia de su dibujo (de impecable acabado) de la década de setenta, el cual le permite asir, de manera definitiva, el cuerpo humano y sus tegumentos como sustrato para su obra posterior. El texto se detiene en diferenciar cada uno de los momentos que Sánchez dedica a la piel y al rostro (piel y paisaje, pieles gestaciones, imágenes-visión, rostro-visión, rostro-imagen), etapas que pudieran ser fácilmente confundidas por un espectador descuidado. La curadora se ocupa de hilvanar estos trabajos con los paisajes, aunque siempre desde el reconocimiento de los recursos formales y plásticos utilizados por el artista. Palomero destaca la importancia de la figura sobre el fondo, y tiende puentes con su obra anterior, al señalar que se ha obstinado en hurgar lo interno del hombre (bajo la piel) y que, en sus últimos trabajos, Sánchez pretende hacer palpable el tiempo en la pintura, al presentar un desfase entre figura y fondo.