El texto sobre la exposición Diagonales de Narciso Debourg (n. 1925), de la periodista y docente Moraima Guanipa (n. 1961) pone de manifiesto una constante en las apariciones de este creador. La muestra, organizada por la Galería Altamira (Caracas, 1994), retomaba el esporádico contacto de Debourg con la escena expositiva del país. Residente en París desde 1948, el pintor y escultor venezolano regresa a su tierra natal sólo ocasionalmente, y su aparición en muestras individuales podría contabilizarse en una por década. En la conversación que sostiene con Debourg se revela la particular relación del artista con Venezuela; la cual, sin embargo, no lo desliga de la actividad creadora y de su participación en proyectos a escala pública a nivel nacional. En este sentido, se aportan noticias sobre los planes del artista de intervenir en la central hidroeléctrica Macagua II y en el Museo de Arte Moderno Jesús Soto (en Ciudad Bolívar) yendo más allá de la pacata exhibición de las maquetas en cuestión en Diagonales. En la misma línea, se hace visible el interés del artista en este tipo de creaciones al aire libre; a su juicio, es el ámbito donde la función social del arte alcanza su mayor realización. En la década de ochenta, Debourg había instalado obras en la estación de Metro Chacaíto de Caracas, así como en las instalaciones del edificio Finalven. Finalmente, el texto aporta ideas sobre la constancia de este artista en su proyecto plástico, apenas interrumpido en su vocación geométrica y serial, aunque siempre como una declaración de valores intrínsecos a la pintura.