El texto que la investigadora y curadora venezolana Josefina Núñez escribe para el catálogo de la exposición antológica de la artista venezolana Gego (Gertrud Goldschmidt, 1912–1994), realizada en el Museo de Bellas Artes de Caracas, 2000, se ocupa de aspectos significativos en su obra gráfica. El texto permite entrever áreas de estudio poco trabajadas en cuanto a la producción de esta artista, especialmente al vislumbrar vínculos entre el grabado y otras áreas cultivadas por ella (escultura, dibujo, tejeduras y dibujos sin papel). Núñez se vale del manejo que Gego tiene de la línea, usándolo como pretexto para poner en evidencia las sutilezas de su trabajo gráfico. Su formación en esta área fue particular: se desconoce si trajo de sus estudios en Alemania algún conocimiento de dichas técnicas, pero tal vez fue iniciada en el oficio por su compañero Gerd Leufert. Posteriormente, Gego se dedicó a la experimentación para usar el grabado en función de sus investigaciones plásticas; incluso pudo estudiar y trabajar en institutos tan prestigiosos como el Pratt Graphic Art Center (Nueva York, NY) y el Tamarind Lithography Workshop (Reading, California), y trabajando, en una etapa final, en el Taller de Artistas Gráficos Asociados (TAGA, Caracas). El texto de Núñez ofrece una articulada visión del proceso formativo, y lo compagina con el quehacer de la artista en torno a técnicas gráficas; a su juicio, “Los grabados de Gego pertenecen al taller, al hacer directo y permanente en el que la línea está viva, se mueve, varía”.
Este enfoque se complementa con el que aporta el investigador venezolano Alejandro Salas (1960–2003) sobre Gego como grabadora. Escribe él: “sus litografías y aguafuertes son campos de experimentación gráfica en donde las texturas y las calidades gráficas de las técnicas dieron siempre a sus trabajos una excepcional calidad” (Diccionario Biográfico de las Artes Visuales en Venezuela, Caracas, 2005).