El escritor autodidacta venezolano Ramón Díaz Sánchez (1903–68) aborda en este penetrante ensayo el drama de la raza negra (visto a partir de su ascendencia mulata), a la que la minusvalía de la antigua esclavitud occidental —repleta de prejuicios y maltratos— sigue afectando la autovaloración de sus descendientes en América. Resaltar el humor y el erotismo propios de la raza negra (primero en sus fábulas llenas de astucia y segundo en sus danzas), comparando la diversa situación vivida en el continente europeo, donde se aprecian las cualidades artísticas de lo negro; en la sociedad norteamericana donde prevalece la injusticia y la discriminación, a pesar de contar con figuras sobresalientes en el deporte, la música y la actuación; y en Latinoamérica, en donde todavía la condición negra es motivo de ironías y burlas, aunque no haya agresividad física. Con gran sentido del realismo, el autor no niega que algunos señalamientos occidentales como la fealdad o la crueldad tengan su origen en los valores de una cultura caucásica y en el mismo “rencor sagrado” que, en todo cautivo, inspira el amo.
La significación de este ensayo pionero en la valoración de los aportes de la negritud a la cultura nacional es incuestionable, si se considera la inmediata aparición del tema negro en las artes plásticas (Francisco Narváez, Fuente en la Plaza Carabobo, 1933; Negra de Barlovento, 1942; Juan Vicente Fabián Ruiz, Desnudo negro, s/f). Los apuntes del autor sobre el humorismo negro, representado en fábulas venezolanas como Tío Tigre y Tío Conejo, serán tema de desarrollo por parte del escritor Antonio Arráiz (1945), en tanto que los Chimbángueles de San Benito y los tambores barloventeños serán exhibidos por primera vez en Caracas durante la Fiesta de la Tradición (1948). El mismo Díaz Sánchez, además de iniciar la novela de tema petrolero con Mene (1936), asume el tema negro en Cumboto (1950), y en el cuento La Virgen no tiene cara (1967). En su ensayo “Paisaje histórico de la cultura venezolana” (1965) retoma el tema de la influencia de “lo africano” en la cultura nacional.
El ensayo “CAM” fue originalmente publicado en la revista Arquero (n.os 5, 6, 7 y 8; Caracas, octubre de 1932) y reeditado en versión corregida y ampliada por la editorial El País (Maracaibo, 1933). Ha sido recogido en su Obras Selectas (1967).