El acontecimiento de la gran exposición de la artista venezolana de origen alemán Gego (Gertrud Goldschmidt, 1912–1994) en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, en 1977, fue bastante divulgado por la prensa nacional, no sólo en reportajes que daban cuenta del público y las personalidades que llenaban las salas. Fue celebrado, también, por la crónica humorística; uno de los géneros más constantes y preciados por los venezolanos. Un excelente testimonio es este acercamiento con el breve poema “¡Qué varilla… Gego!”, publicado por “Hisopo”, o sea, Jesús Rosas Marcano (1930–2001), uno de los humoristas, periodistas y cantautores más populares y talentosos de este género en Venezuela.
Con su sencillez y gracia, el breve poema de “Hisopo” toca temas que denotan una percepción aguda de los elementos y conceptos constitutivos fundamentales de la obra gueguiana: así como de los materiales, pues habla de alambre y varillas. El poeta establece un juego de palabras en la primera línea, pues “¡qué varilla!” fue en Venezuela una antigua expresión para decir “¡qué problema!”, o algo similar. Sin duda, el paralelo actual es “¡qué vaina!”.
El poeta encuentra que hay, a la vez, precisión y brío en la obra gueguiana, haciendo referencia su prodigioso trabajo manual; nombra los conceptos de espacio y de vacío; las cualidades de las mallas y redes, así como la relación existente entre la red y la música. En el texto se encuentra, asimismo, la presencia de la imagen de la naturaleza al hablarse de “alientos vegetales”. El giro que da “Hisopo” al final del poema, siempre dentro del humorismo, muestra faceta importante en la trayectoria de Rosas Marcano: la de educador, ya que también realizó una labor valiosa como editor de revistas y suplementos infantiles. En la última estrofa está contenida la idea de libertad y de goce, al definir el ámbito de Gego como espacio de mallas en el que gozan los niños: un “cercado mágico” con toda la carga simbólica que esta simple imagen pueda contener.