Este es un artículo de César Vallejo, escrito a propósito de una exposición de arte de “locos” presentada en la galería Vavin-Raspail, en París. Contraponiendo el parámetro de búsquedas vanguardistas, el poeta identifica una idéntica “inspiración subconsciente” en la muestra de dibujos de su compatriota Juan Devéscovi, que llegó a ser considerada escandalosa en el Perú por sus propios coterráneos.
El dibujante Juan Devéscovi fue una de las figuras más interesantes aunque muy poco conocidas de la vanguardia artística peruana de la década de 1920. En la actualidad no se ha investigado en detalle su trayectoria, pero se sabe que trabajó como ilustrador en diversas revistas limeñas con una obra gráfica alineada dentro de la estilización modernista. Hacia 1927, Devéscovi se trasladó a París en busca de más amplios horizontes laborales y artísticos, lo que ya provocaba la emigración de otros dibujantes del Perú como Julio Málaga, César Moro o Reynaldo Luza, entre otros. Se integró a compatriotas residentes en la capital francesa, cuya actitud cosmopolita los hacía permeables a las diversas estéticas de vanguardia; así, se relacionó con César Vallejo, Xavier Abril, los hermanos More y Juan Luis Velásquez. Devéscovi y Abril realizaron una muestra en la Maison de l’Amérique Latine, a finales de 1927, compuesta por dibujos del primero y poemas del segundo, con catálogo prologado por Jean Cassou y André Warnod. Ambos relacionaron el primitivismo deliberado de las obras de Devéscovi con la plasmación de una “esencia indígena” latente e impregnada de automatismo surrealista. Devéscovi pretendía subrayar estas sugerencias ancestrales, al incorporar ornamentalismo prehispánico en sus representaciones, asignando sus títulos que aludían al pasado incaico. Warnod vio en él a uno de los primeros latinoamericanos en utilizar elementos del arte precolombino con una intencionalidad plenamente moderna. De hecho, el poeta Vallejo (otro prologuista del catálogo) señaló afinidades entre el dibujo de cuño automatista de Devéscovi y obras de la colección de Pierre Marie exhibidas en la misma galería Vavin-Raspail de la muestra mencionada, entendidas entonces como Art-Brut. A su retorno a Lima, persistió en incorporar elementos de la vanguardia (ahora esencialmente cubista) en su obra como ilustrador.