Este artículo fue escrito por Francisco Bendezú, poeta peruano, en el que critica una serie de exposiciones realizadas en Lima (Perú) a fines de 1965.
En Lima, a finales de 1965 se sucedieron tres exposiciones consideradas hoy como los más tempranos antecedentes de la idea de “instalación” y de “happening” en el Perú. Ellas fueron Mimuy —una ambientación de Mario Acha (hijo del crítico Juan Acha), Efraín Montero y Miguel Malatesta; así como Yllomomo y Escenografía para un folclor urbano de Gloria Gómez Sánchez y Luis Arias Vera, respectivamente. Fue el propio Acha quien promovió tales propuestas experimentales desde su columna en El Comercio, influyente diario capitalino. En abierta oposición a tales tendencias, el escritor Francisco Bendezú polemizó con Acha al subrayar las diferencias culturales que separaban al país de los centros cosmopolitas donde se desarrollaban dichos lenguajes. En cierta medida, Bendezú se sumaba a una posición asumida por los sectores más conservadores del arte en aquel entonces, al criticar el uso de “materiales poco durables, efímeros, agresivamente huecos”. Fue, tal vez, la amistad entre Acha y Bendezú —quien incluso dedicó su poema Oda a la tarde al primero— la que haya evitado una respuesta pública del reconocido crítico de arte.