Esta prefacio del crítico y galerista peruano Carlos Rodríguez Saavedra anuncia, sin saberlo, la gran polémica que poco después se generó en torno al primer premio en el concurso de pintura otorgado en los Festivales de Ancón de 1969, una de las instancias que marcaron la culminación y el quiebre del vanguardismo cosmopolita en la escena peruana de la década de los sesenta. El texto concluye con un exaltado saludo a los artistas: “Aquí han llegado, ¡salve a ellos!, a la antigua caleta, al soledoso balneario, a la playa de moda, los mensajeros de la insurgencia y de la transmutación, los anunciadores primeros de la renovación de la vida”.
Además de ejercer la crítica, Rodríguez Saavedra dirigió la galería de arte bajo su nombre, precisamente durante los años que siguieron a esta polémica (1969–72). La suya fue una de las opiniones más respetadas en el circuito cultural entonces establecido.
En las afueras de Lima, Ancón era entonces el balneario de moda. Durante sus eventos de verano había música y teatro, además de conferencias y un concurso de pintura que generó (ese año) gran atención. Tras haberse anunciado el resultado, la revista Caretas publicó una carta donde se advertía que la obra ganadora —Motociclista No. 3, de Luis Zevallos Hetzel— implicaba plagio por ser “copia fiel” de un aviso publicado en los Estados Unidos promoviendo una marca de motocicletas. En el mismo concurso obtuvo mención honrosa un cuadro (de lúdico erotismo pop) realizado por Ugo Camandona, pintor y ceramista italiano radicado en el país, quien también fue acusado de otros supuestos plagios. Ambas denuncias atizaron debate sobre el valor de “lo original” en el arte moderno, así como sobre procedimientos y acciones del arte Pop en la sociedad de consumo. El anacronismo aparente de esa controversia hizo palpable la escasa penetración de ideologías vanguardistas en un medio cultural aún reticente a transformaciones radicales que el arte experimentaba ya a nivel internacional. Todo ello ocurría bajo un contexto local crecientemente dominado por incentivos socializantes y nacionalistas del Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas (1968–75) bajo el general Juan Velasco Alvarado.
Zevallos Hetzel fue uno de los pioneros del arte pop en el Perú, miembro de Arte Nuevo, uno de los grupos que definen cierta imagen vanguardista de aquella época. Sin embargo, los fragores de la polémica y demás factores lo llevan poco después del escándalo a abandonar las modalidades renovadoras.