Texto de las periodistas estadounidenses Constanza Montana y Dianna Solis para The Wall Street Journal. Las autoras señalan que en la provincial andina de Ayacucho los artesanos tiene un Nuevo tema para representar: la violencia. Ayacucho, ciudad conocida como la capital del arte popular peruano, es en la actualidad, señalan las redactoras, una "zona de emergencia", patrullada por ejércitos contrainsurgentes que luchan contra el grupo terrorista Sendero Luminoso. "The artist-citizens, caught in the middle, are increasingly producing art that reflects that violence and appeals for peace". Asimismo hacen referencia a que, al no contar ya los artesanos con el mercado turístico, han empezado a realizer por un lado obras de protesta pero también artefactos baratos para los militares que ahora ocupan el area.
Las periodistas relacionan el desarrollo del arte de protesta también con el creciente interés en los EE.UU. por el arte popular. Indican que sus precios han subido en las subastas y que se han incrementado los auspiciadores de los museos que organizan las más importantes muestras de arte popular. Ejemplos son el Museo de Arte de San Antonio -que ha asegurado la colección de arte popular mexicano de Nelson A. Rockefeller- o el Santa Fe Museum of International Folk Art, que ha duplicado las piezas de ese tipo en su acervo.
Montana y Solís también señala que la mayor parte de las exportaciones de arte popular peruano va dirigida a los EE.UU., aunque pocas de ellas incluyan arte de protesta, por las dificultades para su comercialización. Hay excepciones, y las periodistas mencionan el caso de dos coleccionistas interesados en esa temática: Jonathan Williams (Texas), quien tiene en su poder dos grandes tablas de Sarhua, y Martha Egan (Albuquerque), quien posee algunos retables de Nicario Jiménez Quispe.
Las autoras además recogen testimonies de artesanos ayacuchanos con trabajos sobre la violencia, como el tejedor Saturnino Oncebay (Ayacucho, 1960), los pintores de tablas de Sarhua, el ceramista Gregorio aparicio Canchari (Quinua, Ayacucho, 1968) o el retablista Florentino Jiménez Toma (Alcamenca, Ayacucho, 1957). Algunos relatan visitas amenazadoras por parte de las fuerzas del orden, o incluso situaciones represivas hacia sus propias familias. Jiménez apunta: "The Peruvian Investigative Police asked me how I knew about this, if I had gone to the site. They told me not to do this anymore... but how can I repress my abilities?".